sábado, 10 de abril de 2010

Una oportunidad perdida x Gemma Lienas

http://www.elpais.com/articulo/cataluna/oportunidad/perdida/elpepuespcat/20100410elpcat_4/Tes

Me tiene furiosa y anonadada a partes iguales el alud de noticias sobre casos de pederastia perpetrados por eclesiásticos católicos; casos sin fin, que tuvieron lugar hace años -lo que no significa que en la actualidad haya sido corregida esa perversión- y que han ido aflorando en distintos países, desde Estados Unidos hasta la Roma pontificia.

Las altas jerarquías, se llamen Benedicto XVI o Mariano Rajoy, prefieren mirar hacia otro lado esperando a que escampe

Me pregunto qué mecanismo tan perfecto tiene la Iglesia católica que ha permitido a todos estos predadores sexuales actuar a sus anchas sin que nunca hasta ahora hayan quedado expuestos a la luz pública y al peso de la ley. Y sobre todo, qué impulsa a todos estos hombres a abusar sexualmente de esas criaturas que les confían tantas familias, esas mismas familias a las que defienden encarnizadamente en las manifestaciones.

Muchas voces se han alzado para señalar el celibato como el factor desencadenante de tal depravación. Francamente, el argumento resulta cogido por los pelos. Una esperaría que, puesto a transgredir el imperativo de castidad forzosa, un hombre de fe se relacionara sexualmente consigo mismo, con otros hombres e, incluso, mujeres (!), pese a que secularmente se las haya visto como seres diabólicos. Permítanme un ejemplo un poco bruto: pensar que el celibato puede desembocar en la pederastia es tan absurdo como creer que el hambre puede llevar al canibalismo teniendo otros alimentos a mano.

No creo que sea la abstinencia sexual forzada lo que empuja a ciertos curas a la pederastia. Más bien creo que hombres con tendencias pederastas se apuntan a una institución en la que abundan las criaturas y que garantiza la impunidad.

Algo parecido, pienso, ocurre en la política de nuestro país: personas con ansias de acumular dinero rápido se suben al carro del poder, desde el que podrán mangonear, impunemente si el partido no reacciona con rapidez. Y es que sería ineficaz que alguien con esas tendencias decidiera dedicarse a la ciencia o a la jardinería, pongamos por caso, ya que ninguno de los dos campos proporciona herramientas ni trampolines para la corrupción masiva; esa que desemboca en relojes de 3.000 euros, palacetes renacentistas o carísimas pinturas en el baño. Inevitablemente, me viene a la memoria una imagen de Humbert Humbert, el seductor de nínfulas, que Nabokov clava en su inigualable Lolita: "Parezco una de esas infladas arañas pálidas que se ven en los jardines viejos. Sentadas en medio de la tela luminosa y sacudiendo levemente tal o cual hebra. Mi [la cursiva es del autor] red está tendida sobre la casa toda, mientras aguzo el oído desde mi sillón como un brujo astuto".

Así, como una araña en su tela, imagino a esos curas abusadores y a los corruptos de la trama Gürtel.

Sin embargo, la similitud entre curas abusivos y políticos podridos no se limita sólo a elegir una institución que, desde el poder -sea por la fuerza que, se supone, confiere hablar en nombre de Dios, sea por el cambalache de favores que permite el sujetar las riendas de la Administración pública-, beneficie sus intereses, sino que aún existen otros parecidos.

En primer lugar, unos y otros se muestran convencidos de que, cometan las barbaridades que cometan, no los pillarán, y si los pillan, nada ocurrirá.

Y en segundo lugar, unos y otros suscitan el mismo silencio cómplice. Las altas jerarquías, se llamen Benedicto XVI o Mariano Rajoy, prefieren mirar hacia otro lado esperando a que escampe y atribuyen todas las denuncias a "rumores infundados" o a supuestas campañas orquestadas en su contra. Pierden así la oportunidad de hacer notar que unos cuantos pederastas o unos cuantos corruptos no representan a toda su institución. Y por supuesto, la oportunidad -¿y la obligación?- de mostrar el debido respeto a las víctimas y a los hombres y mujeres de a pie.

Desde luego, si al juez Garzón le sientan en el banquillo de los acusados mientras los de la trama Gürtel o los curas pederastas se van de rositas, será cuestión de ir pensando en hacer las maletas. O eso o nos levantamos en pie de guerra.

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